martes, 5 de junio de 2012

In nomine Patris

Año 2014, lugar indeterminado

En diciembre del 2012 Durante su discurso Urbi et Orbi, el Papa Benedicto XVI le declaró la guerra al mundo con el argumento de: "La Tierra no está preparada para recibir la segunda venida del Señor y hay demasiadas personas que no creen en Él; por lo tanto, purgaremos sus almas y ayudaremos a los realmente fieles para que se encuentren con nuestro Señor Jesucristo".

A finales del 2013, dos tercios de la población mundial habían sido exterminados por las fuerzas de élite de la "Nueva Orden Santa"; el mundo islámico y el judío ya no existían, así como la mitad de los brahmanistas y los budistas. Los sintoístas recibieron lo que el Vaticano llamó "la luz divina": un ataque nuclear a gran escala, que les hizo revivir los horrendos sucesos acontecidos durante la Segunda Guerra Mundial. Los evangélicos ahora son mercenarios implacables que se venden al mejor aporte a sus templos. Millones de ateos han sido relegados a campos de concentración, para su posterior exterminio. Los únicos focos reales de resistencia son la Iglesia Ortodoxa rusa y La Iglesia de los Santos de los Últimos días en Estados Unidos.

La situación en Sudamérica no es mejor que en otros lados: Brasil ha sido arrasado por un gólem de piedra con la forma de Jesús, al igual que en Chile con su vírgen. Hay pocas posibilidades de sobrevivir, pero se ha descubierto a través de las escrituras consideradas apócrifas que la siguiente venida no es tal como la describen el Papa y sus esbirros...

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